- 500 grs de harina común
- 1 cdta de sal
- 8/10 cdas de aceite
- agua fría, cant. necesaria
- Rinde 30/36 tapas.
Mezclar la sal y la harina y formar un círculo dentro de un bol. Poner el aceite y un chorro de agua en el centro y empezar a amasar con una cuchara, integrando la harina de a poco para hacer un bollito.
Ir agregando, de a chorritos, el agua fría e integrar con la harina de los bordes. Si se prefiere, se puede ir amasando con las manos para calcular mejor la humedad de la masa.
Cuando se integre toda la harina de los bordes, empezar a amasar con las manos. Pasar a la mesada y amasar bastante para que quede una masa lisa y elástica. Lo bueno de esta masa es que no se pega en las manos, así que es mejor no agregar harina a la mesada para amasar.
Poner el bollo en un bol, frotar con un poquito de aceite para que no se seque.
Cubrir con un separador o un film, bien pegado, y llevar a la heladera para descansar POR LO MENOS durante dos horas. Mientras tanto, cortar a la mitad unos 20 separadores para acomodar las tapas estiradas.
Con la masa descansada y fría, ir agarrando pedacitos de masa para formar bollitos del tamaño de una nuez grande.
Aplastar cada bolita con los dedos un poco.
Estirar los bollitos con un palo de amasar hasta que queden transparentes.
Ir acomodando cada tapa estirada entre medios separadores.
Guardar las tapas dentro de una bolsa en la heladera hasta el momento de usarlas.
Estas tapas sirven para empanadas al horno -como las de las fotos- o las clásicas empanadas fritas del norte de Argentina 🙂